Luna nueva

“Te tocaré. Con los dedos desnudos, con los sentidos en guardia, con la piel abierta. Aunque tengas filo. ¿Y qué no lo tiene? Hasta la seda duele sobre una herida.
Y, si es preciso, aullaré a la luna el mismo lamento de los lobos que rasga el aire con sus dientes de plata.
Aullar. Su misma canción. Hacia fuera o hacia dentro. Pero siempre muy fuerte. Aunque la luna se cuartee en el espejo. Se haga -conmigo, contigo- añicos. Y caiga al suelo como una cuartilla manuscrita hecha pedazos.
Sólo así, fuera del marco, ya sólo quedará noche. Luna nueva”. ©