El telón

«Me llamas por mi nombre. Y te respondo.
Te dejo pensar que me conoces.  
Guardo para mí lo que, sin tú saberlo, también nombras. Acallo la tormenta sorda del miedo que ruge sin voz tras un telón tejido con pesadas capas de falso olvido.  Mi palestra es una oquedad interior surcada de ecos en permanente colisión. Hieren el aire con sus chasquidos inaudibles. Soy ese aire rasgado.  Soy mi dolor.
Me llamas por mi nombre. Cae el telón. Y te sonrío.» ©

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *